Jesús Villaplana

La luz que desprende por la noche la farola de la última rotonda de la Playa Nord de Gandia, en su límite con el inicio de l’Auir, se puede divisar a varios kilómetros a la redonda. También, en general, toda la contaminación lumínica que emite la fachada marítima. Los cormoranes, pese a todo, consiguen dormir en la copa de los árboles de la restinga, lejos de la enorme seta de luz anaranjada.

Pero el biólogo Jesús Villaplana, profesor en el Campus de Gandia de la UPV, no quiere ni imaginarse cómo mermaría la biodiversidad en esta frágil franja litoral si se multiplican los hoteles o las viviendas en la restinga: «El aumento de la presión humana, incluso con las pasarelas sobreelevadas entre Gandia y Xeraco que también se han planteado para esta zona, perturbaría la tranquilidad de las especies que habitan».

Villaplana recuerda que el codiciado suelo urbanizable de l’Auir está rodeado, como un fortín, de territorio protegido por numerosas directivas europeas y disposiciones medioambientales que se introdujeron con posterioridad a la aprobación del PGOU de 1983: zona húmeda del Riu Vaca; Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA); el Lugar de Interés Comunitario «Dunas de la Safor »; el perímetro de 500 metros de afección que afecta al marjal o los 100 metros de dominio público marítimo-terrestre que marca la Ley de Costas.

Por ello, según el experto, «cualquier actuación urbanística tendría un enorme impacto, no sólo por la construcción de hoteles o viviendas dentro de este área, sino por todo lo que ello requiere, como más consumo de agua, nuevas carreteras con sus rotondas, que intensificarían el tráfico y el riesgo de atropello de animales en el marjal, o contaminación lumínica que afectaría a la fauna».

Por ello, el biólogo apuesta por llegar a un consenso en cuanto a indemnizaciones o compra de terrenos a los propietarios, y tras ello ejecutar una ambiciosa restauración ambiental. Villaplana asegura que «técnicamente es posible », volver al paisaje original, «pero lo que sería irreversible sería construir». Es lo mismo que propone el llamado «Proyecto Cero», lanzado por la plataforma Pels Pobles de la Safor, y que reivindican otros colectivos como Salvem l’Auir, respaldado por un estudio que se puede consultar en sus páginas de internet.

Turismo ornitológico

Villaplana añade que, una vez regenerada, la zona tendría «un potencial enorme para atraer turismo todo el año» con actividades que también generarían puestos de trabajo y riqueza, como la observación de aves o del medio natural, las rutas a caballo o a pie por el marjal, o la pesca del black-bass, que mueven durante todo el año a numerosos turistas en otras partes de España. «Los restaurantes del Palmar, en la Albufera, se llenan todos los fines de semana gracias a los recursos naturales que tiene», apostilla.